(...) "Llevo sobre mi rostro cien máscaras de ficción que se suceden bajo el imperio mezquino
de una fatalidad sin trascendencia. Acaso mi verdadero gesto no se ha revelado
todavía, acaso no pueda revelarse nunca bajo tantos velos acumulados día a día y
tejidos por todas mis horas. Yo mismo me desconozco y quizá estoy condenado a desconocerme
siempre. Muchas veces me pregunto cuál entre los pecados es el mío, e
interrogo a las máscaras del vicio: Soberbia, Lujuria, Vanidad, Envidia han dejado una
huella en mi rostro carnal y en mi rostro espiritual, pero yo sé que todas han de borrarse
en su día, y que sólo una quedará inmóvil sobre mis facciones cuando llegue la muerte. (...)"
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