domingo, 9 de mayo de 2010

Carpe Diem

 


No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a mí y a ti, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números Babilónicos.
Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos cantiles.
No seas loca, filtra tus vinos
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No fíes del incierto mañana.

Carminum I, 11: Horacio

2 comentarios:

  1. Cuan idoneo, querida, y oportuno en cada una de sus letras. Naveguemos este mar, puesto que la orilla se ha perdido de vista y apesar de su inmensidad abrumadora tiene una innegable belleza. ; ) Bailemos con las ondinas, pues, hasta que el faro de la costa regrese.

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  2. O hasta que, llevada por la corriente, mi último aliento aspire las saladas olas... ¿acaso importa el puerto?

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