«El hijo de Agenor les contó que había un lugar al pie
del helado Atlas protegido por la defensa de una masa rocosa;
que a su entrada habitaban las hermanas gemelas, las Fórcidas,
que compartían el uso de un solo ojo; que él lo cogió
secretamente mediante un ardid, poniendo la mano debajo
mientras se lo estaban pasando; después, por regiones
muy ocultas, inaccesibles, y rocas erizadas de abruptas selvas
había llegado a la morada de las Gorgonas; por todas partes
por campos y caminos, había visto estatuas de hombres y
animales, convertidos de lo que eran en piedras al ver a Medusa.
»El, sin embargo, había mirado la cara de la horrenda Medusa
reflejado en el bronce del escudo que llevaba en la izquierda;
mientras un profundo sueño embargaba a las culebras
y a ella misma, le arrancó la cabeza del cuello y de la sangre
de su madre nacieron Pegaso, fugaz con sus alas, y su hermano.
»Añadió también los peligros, no fingidos, de su largo viaje,
los mares y las tierras que había visto desde lo alto debajo de él
y las estrellas que tocó con el batir de sus alas.
»Calló sin embargo antes de lo esperado; uno de los nobles toma
la palabra para preguntarle por qué sólo una de las hermanas
llevaba serpientes mezcladas alternativamente con sus cabellos.
»El extranjero dijo “pues preguntas algo digno de contarse,
he aquí la respuesta. Ella era la de figura más bella
y el partido codiciado por muchos,
y en toda ella no había parte más admirable que sus cabellos;
he conocido a quien dijo haberla visto. El soberano
del piélago [Poseidón], cuentan, la deshonró en el templo de Minerva [Atenea];
la hija de Júpiter [Zeus] se volvió y se cubrió el casto semblante
con la égida, y para que el hecho no quedara impune,
cambió la cabellera de la Gorgona en feas hidras.
»Y aún ahora, para aterrar y dejar paralizados a sus enemigos,
lleva delante del pecho las serpientes que creó».
[Ovidio. Las metamorfosis. (Libro IV. - 772)
Alianza Editorial.
Traducción de Antonio Ramírez de Verger y Fernando Navarro Antolín
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