La más bella niña de nuestro lugar, hoy viuda y sola, ayer por casar, viendo que sus ojos a la guerra van, a su madre dice, que escucha su mal: | 8 | No me pongáis freno ni queráis culpar, que lo uno es injusto, lo otro por demás. Si me queréis bien, no me hagáis mal, harto peor fuera morir y callar, | 38 | |
Dejadme llorar orillas del mar. | 10 | Dejadme llorar orillas del mar. | 40 | |
Pues me distes, madre, en tan tierna edad tan corto el placer tan largo el pesar, y me cautivastes de quien hoy se va y lleva las llaves de mi libertad, | 18 | Dulce madre mía, ¿quién no llorará, aunque tenga el pecho como un pedernal, y no dará voces viendo marchitar los más verdes años de mi mocedad? | 48 | |
Dejadme llorar orillas del mar. | 20 | Dejadme llorar orillas del mar. | 50 | |
En llorar conviertan mis ojos, de hoy más, el sabroso oficio del dulce mirar, pues que no se pueden mejor ocupar, yéndose a la guerra quien era mi paz, | 28 | Váyanse las noches, pues ido se han los ojos que hacían los míos velar; váyanse y no vean tanta soledad, después que en mi lecho sobra la mitad, | 58 | |
Dejadme llorar orillas del mar. | 30 | Dejadme llorar orillas del mar. | 60 |
Luis de Góngora 1580
No hay comentarios:
Publicar un comentario