
Nadie escuche mi voz y triste acento, de suspiros y lágrimas mezclado, si no es que tenga el pecho lastimado de dolor semejante al que yo siento.
Que no pretendo ejemplo ni escarmiento que rescate a los otros de mi estado, sino mostrar creído y no aliviado de un firme amor el justo sentimiento.
Juntóse con el cielo a perseguirme la que tuvo mi vida en opiniones y de mí mismo a mí como en destierro.
Quisieron persuadirme las razones hasta que en el propósito más firme fue disculpa del yerro el mismo hierro. |
Juan de Tassis y Peralta,
Conde de Villamediana
No hay comentarios:
Publicar un comentario